Nena, hoy comprendo como todos los días que este mundo está lleno de malvados. Mi habitación se llenará de verde agua de mar, más y más. Si más te quiero, quiéreme. La cuestión nena, es que no importa la voz ni los acordes. Aquí el calor pide piel y la piel pide pecado, el pecado pide más piel y tú eres íntegramente piel. Tu eres pecado puro. Tu olor es esa mezcla de calle y saliva. Tu voz se arrastra. Camino caminas. Caminamos. Nena, podría inhalarte completa, hasta el último suspiro. Tu piel tibia evaporando sensaciones. Niña mía, soy chicle pegado al asfalto. Soy un mendrugo de pan tirado a los perros. Tú eres la que pasa y pisa el mendrugo, sonríe y contesta el teléfono. Soy el resto de la cerveza que cae y que el gordo de la cantina limpia con un paño lleno de más cadáveres iguales a mí. eres la gota fría que se hace al lado del vaso. Niña mía ¿Sabías que a dos esquinas está la muerte y la insolencia? La muerte ronda y me pide cerveza vestida de mujer que vende peluches.
viernes, 22 de octubre de 2010
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