Los sueños le llevan mucha ventaja a nuestras manos. Sucede a veces que la imaginación es tan poderosa, que las ideas burbujeantes en la mente necesitan años para convertirse en imágenes. A veces solo basta con pinceladas de palabras en los libros, pero a veces no es suficiente. Hace unos días me encontré con la noticia de que Apple invertirá en contenido propio de lo que será su apuesta por morder una tajada de la transmisión por streaming, y lo intentará en grande. Tiene asignado, para este año, la nada despreciable suma de mil millones de dólares. ¿Y el proyecto estrella? pues 'Fundación' de Isaac Asimov. Hace unos años ya la Warner Bros., Sony Pictures y la ahora omnipotente HBO se hicieron con los derechos de esta saga de libros pero abandonaron el barco al notarse sobrepasados por los requerimientos técnicos necesarios para llevarla a buen puerto. ¿Cómo podrían, hace unos años, construir un universo de ciencia ficción tan grande, con tantos personajes y con tantos saltos temporales? Solo hasta la llegada de series como Game of Thrones eso se creía imposible, y sin embargo, como yo lo veo, el universo creado por Asimov es mucho más ambicioso que el construido por George R. R. Martin. Lo bueno es que ahora estamos en una edad de oro para las producciones seriadas donde lo que se sueña es enteramente posible, donde los presupuestos son astronómicos y el público es global. Una serie como Fundación podría ser, de hacerse bien, el inicio de una nueva forma de ver la ciencia ficción en una pantalla. Imagino que Fundación se vería algo así como Altered Carbon (ese monstruo creado por Netflix y en el que luego nos detendremos con la calma necesaria) mezclada con lo mejor de la Star Trek de J.J. Abrams pero con siglos de continuidad en la historia. Ya veremos cómo, desde lo lejos, el Imperio Galáctico nos saluda.
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Imagen: Ciudad