viernes, 17 de diciembre de 2021

Un universo ardiendo [Sobre La cacería de los perturbados de Carlos César Silva]

[SILVA, Carlos César. La cacería de los perturbados. Terrear Ediciones, 2021]

Un hombre mira a una mujer con lujuria. La mujer devuelve la mirada pero hay algo en ella, como el fuego, que puede destruirlo todo. El hombre que la mira es un detective con un pasado turbio y en esta tarde calurosa de Valledupar recibirá sorpresas, aunque ahora solo quiere perderse en el cuerpo de la mujer. A unas calles de ahí un niño mira a su hermana con los ojos sedientos de placer, su padre, un policía amante de la música y su folclor, no sabe qué hacer para complacer a su hija pero el niño nota que su padre también guarda secretos. Los dos la aman por igual y ya en la noche el asunto estará resuelto. En la calle, sobre la carrera cuarta, Humberto y Tatiana, dos desarrapados de la ciudad, quieren encontrar algo de dinero de la única forma que conocen. Vienen de tener sexo y es posible que se amen y sean el uno para el otro, pero a esta ciudad le importa muy poco el amor de los débiles. También allí cerca está Abelardo recibiendo nuevas noticias en un bar. El rencor de su infancia no es lo que pensaba y ahora su soberbia lo mantiene cegado, tiene adentro una granada por corazón a punto de estallar y quiere sacársela. Saldrá y conducirá hasta encontrar un lugar en el que el viento arrastre sus problemas. Y así, por estas calles va gente con un universo ardiendo en su interior, viviendo al filo, tropezando contra sus errores, sin esperanzas, hundidos.

La cacería de los perturbados (Terrear Ediciones, 2021), es la ópera prima del escritor Carlos César Silva. Este es un libro compuesto por trece cuentos en que los personajes van dejando su vida a pedazos y su ciudad, el paisaje, pareciera ser una forma de tortura. No debe ser casual que el espacio escogido para el desarrollo de todos los cuentos sea Valledupar, que aquí se muestra como una ciudad, selva, sin compasión. Ya Silva había dado cuenta de ello en una reciente entrevista previo al lanzamiento del libro en la que comentaba esa simbiosis entre ciudad y personajes:

Valledupar es el tipo que sale a robar en una moto, el sicario que deja viva a su víctima, el hijo que es despreciado por sus padres porque canta en una banda de rock, la mujer que es golpeada por su esposo, el policía corrupto que se emborracha con la música de Diomedes Díaz, el limpiavidrios venezolano que está aburrido de pasar hambre y el fiscal que confunde la venganza con la justicia. (“El verdadero arte altera el espíritu humano”. El Pilón, 8 de diciembre).
La simbiosis, claro, no es solo entre los personajes y su entorno, sino con el mismo ejercicio creativo del escritor. Carlos César Silva, que se formó en talleres de escritura creativa y  además es docente de derecho constitucional, mantiene en los trece cuentos una prosa ágil y clara, sin que esto vaya en desmedro de la calidad de los textos y manteniendo imágenes poéticas muy potentes. Por ejemplo, en 'Antes de abrir el telón', un cuento en que una pareja compuesta por un escritor y una actriz subvierten los límites entre ficción y realidad y entre amor y violencia dando como resultado, en ambos casos, un mar de estremecedora furia: "Sí, Paula está pasándose de la raya. Anoche yo estaba en el estudio revisando las correcciones que Darío le hizo al guion de El semen de los dioses y Paula llegó desnuda, con la cabeza rapada y un bebé de juguete entre los brazos. “A diferencia de mí, Virginia siempre será tuya”, me dijo con una voz de borracha. Luego tiró al niño de plástico hacia un lado, me levantó de la silla, se arrodilló y me bajó la pantaloneta y el calzoncillo". (De 'Antes de abrir el telón', p. 33).

Si bien, buena parte del libro es un uppercut al optimismo, Silva cierra con un poco de aire fresco, quizá con algo de esperanza. En 'La osadía de los desdichados' se trae a cuento el multimillonario robo al Banco de la República de Valledupar y se le da una vuelta poética, ¿metaficcional?, y el autor se convierte entonces en personaje, los talleres de escritura creativa en los que participó sirven de motor de la ficción y los libros quedan, cómo no, como la única salida ante el caos. Y qué bien se siente eso.

En estos tiempos de corrección política es refrescante encontrar un libro como La cacería de los perturbados que, por encima de todo, privilegia las historias, el acto creativo, sabiéndose consciente de que los personajes solo deben ser fieles a su universo ficcional, así este universo esté ardiendo y a punto de estallar.
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Si no tiene este libro, hágase el favor y léalo ahorita antes de navidad. 

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lunes, 15 de noviembre de 2021

Yo, Avant-Pop

Escribir para vivir. Escribir para morir. Escribir desde el filo. Escribir en la penumbra. Escribir como la nada. Escribir como el todo. Escribir y esperar la cuchillada final. Escribir sin pensar en el final. Escribir la cosa. Escribir y perderlo todo en el intento. Perderlo (casi) todo y ganar el destello de la lucidez. Ver la luz. Mutante. Transhumano. Hombre y animal. Hombre que sale de la caverna y salva el fuego. Animal cansado que corre detrás la presa. Ojos que ven por la ventana y encuentran el apocalipsis de afuera. El sepulcro de la posmodernidad. Cucarachas que bailan en el suelo radiactivo y miran al cielo. El silencio cósmico. Unos y ceros recorriendo los juguetes transmedia de los zombies enfermos de información. La larga y profunda simulación de la realidad. Hijos de aquel sueño perdido que se escapó entre las manos. Y nuestro nombre es Nadie. Y esto no es una declaración. Signos eclécticos de un tiempo nuevo.
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De la imagen: Hendrix por Moebius