lunes, 20 de julio de 2020

Tiquete ida y vuelta a la locura (Lecciones de Psiconáutica)

DAZA CASTILLO, Gian Carlos. Lecciones de Psiconáutica. 5 Esquinas Editores. Valledupar, 2009.

Leer Lecciones de Psiconáutica implica un esfuerzo del acucioso lector que se traduce en encontrar el tiempo disponible para tirarse en el sofá, tomarse una cerveza y dejarse llevar a espacios delirantes, excéntricos y fabulosos donde se puede encontrar a extranjeros, marihuanómanos y escritores fracasados, en suma, una ciudad colapsada por el deterioro mental de algunos habitantes y por el desprecio violento del resto.

Lecciones de Psiconáutica es la ópera prima del escritor Gian Carlos Daza Castillo. En ella se nos presenta al escritor Arturo Vidiarti mientras atraviesa un mar de dudas y alucinaciones. Mientras el personaje resuelve sus conflictos más que internos, conocemos las calles que lo rodean, una ciudad calurosa, Santos Reyes (una evidente abstracción mordaz de Valledupar), y las situaciones de un ser que quizá se equivocó de lugar y fecha de nacimiento. A medida que se avanza en la lectura se descubren momentos poéticos en la prosa del autor, mezclados con los deseos de una generación anhelante y deseosa de nuevos rumbos pero con el conocimiento certero de que nada de lo que haga mejorará su situación actual. 


Soy un caminante, caminando siembro dudas y huyo de holocaustos mientras germinan las amapolas de la desesperanza, soy un laberinto, quizá esté perdido ¿dónde están las alas que me liberarán de esta inmundicia? Sé que volar, sé que acercarse al cielo sobre donde otros deambulan como hormigas perdidas es mi salvación; pero ¿que vio Ícaro para pagar tan caro su insolencia? ¿qué verdad atómica descubrieron sus ojos? ¿acaso que este mundo es una ilusión? un sueño para pobres imbéciles
Vidiarti es un escritor joven y esquizofrénico, lector de libros de historia, filosofía y psiquiatría. Otros personajes, secundarios pero no por eso menos importantes, poseen una fuerza y personalidad definida que le dan a la vida de Vidiarti lo necesario para sentirse aturdido en una selva podrida, encementada y quieta. En la primera parte de Lecciones de Psiconáutica encontramos a Vidiarti en una clínica psiquiátrica, un lugar blanco, fofo y simple que lo agobia hasta llevarlo al delirio. Desde allí ilumina sus preocupaciones y su paso por Santos Reyes. 

Un punto central en la obra de Daza Castillo es la aparición de mujeres que, aunque están en casi todas sus páginas, son vistas con un prisma de lejanía. Quizá el único personaje femenino realmente cercano a Vidiarti es Mariana. Y es que ella es diferente a todos los seres extraños que habitan esa ciudad oscura, incluso diferente a las mujeres de Santos Reyes que parecen vivir solo para tomar café, fumar marihuana y acosar sexualmente a sus parejas. Mariana simplemente lo acompaña en silencio por los mares oscuros de la soledad y la locura: A mi lado duerme Mariana hoy no estoy solo; conozco cada centímetro de su piel, de sus vellos finos irguiéndose sobre cada poro de su cuerpo.

Lecciones de psiconáutica propone un estilo fluido, desestructurado y a ratos azaroso, que es práctico teniendo en cuenta que en buena parte del texto se utiliza un narrador en primera persona y este es un escritor con visibles problemas mentales, así que los capítulos son trastocados por los pensamientos de los personajes y crean así una aparente incongruencia en el contorno de la novela.

Lecciones de Psiconáutica contiene 12 páginas de aforismos agrupados en la sección Asuntos Humanos que no son más que la salida del mismo Vidiarti al mundo que no alcanza. Al final, la prosa de Daza Castillo se convierte en una rapsodia de rock al mejor estilo de un psicodélico Rammstein. En la entrada original invitaba a comprar y a leer Lecciones de Psiconáuticas, sin embargo, creo que eso ya es un imposible. Este libro está completamente descatalogado y, como la mayoría de las publicaciones independientes de este lugar del mundo, solo se encuentra en colecciones personales de algunos amigos. 

[Recuperado del blog Grupo Jauría, publicada en junio de 2010. Versión revisada y actualizada]

Si ya llegaron a este punto por favor no olviden dejar su comentario y así dejar marca de su paso por aquí. Eso siempre me alegra el día.

domingo, 12 de julio de 2020

La gente solo busca salvar su pellejo


Por estos días nos es muy difícil ser optimistas. Vivimos en un estado de histeria colectiva que nos mantiene al borde del colapso. Y lo que solía funcionar ya ha quedado como cosa vieja, así que muchos solo buscan mantenerse vivos un día más. A eso viene a cuento el título de esta entrada y de la conversación, a modo de entrevista que apareció este sábado pasado en el diario El Pilón, que sostuve con mi amigo escritor Carlos César Silva en torno a literatura y la reciente publicación de mi libro de cuentos ¿Dónde están los salvajes?. Aunque en la imagen se ve la frase entrecomillada y seguido mi nombre, esas no son estrictamente mis palabras sino las de un personaje del cuento que da título al libro. Dejo por aquí el apartado de referencia y más abajo el enlace para la lectura completa de la entrevista.

Martín, uno de tus personajes del cuento que da título al libro, dice: “El mundo se está yendo por el desbarrancadero y a nadie le importa. La gente solo busca salvarse el pellejo… vivir un día más”. ¿Esto es mero pesimismo o una realidad?

Carlos, el pesimismo puede ser una forma sosegada de ver el mundo. No esperas nada de nadie y te alegras con las sorpresas. Lo cierto es que si nos sentamos a ver noticias por al menos una hora, nuestra posición frente a la realidad no saldrá indemne. Allí hay motivos de sobra para ser pesimistas, pero me da confianza la ciencia y el poder que tenemos como especie para sobreponernos ante las adversidades. Ya creamos la penicilina, las vacunas, pisamos nuestra luna. En ese tipo de avances sí soy profundamente optimista.

Si ya llegaste a este punto por favor no olvides dejar tu comentario. Eso siempre me alegra. Ten un feliz fin de semana. 

jueves, 9 de julio de 2020

¿Dónde están los salvajes?

Esto es un anuncio: al fin, luego de vueltas y vueltas, me alegra mucho contarles que desde hace ya una semana está disponible mi primer libro de cuentos ¿Dónde están los salvajes? Esta ha sido toda una aventura en la que me he metido de la mano del poeta y fundador de Terrear Ediciones, William Jiménez, y con el apoyo de un montón de gente como mi amigo Carlos César Silva, a quien conocí hace ya algunos años en medio de talleres literarios y que para este proyecto leyó cada uno de los cuentos en su etapa inicial y con quien sostuve largas conversaciones telefónicas sobre la construcción de personajes, la eficacia de los títulos y toda esa filigrana que se desprende del arte de escribir cuentos. También conté con la invaluable ayuda de J. J. Junieles y Paul Brito, que cuando les conté del proyecto no dudaron en leer los textos y luego en escribir algunas palabras, tal vez demasiado elogiosas, que terminaron en la contratapa del libro. Y Tony Arévalo, que me sacó una fotografía para la solapa y que de seguro rondará por mis perfiles de redes sociales por mucho mucho tiempo.

Este libro es el producto de varios años de escritura y está formado por un conjunto de catorce cuentos que se fueron ordenando en torno a unas ideas que aún me inquietan lo suficiente como para arrebatarme el sueño en algunos días. Aunque son, valga decirlo, los temas de siempre: la muerte, la soledad, el dolor, el egoísmo, la venganza, la supervivencia. Todo esto en entornos disímiles. Hay cuentos con aura de western, otros rurales, un buen grupo andan entre lo urbano y el policial y otro par van de lo que más me ha apasionado siempre, la ciencia ficción.

Saben ustedes que, como en todo proyecto independiente, nos hemos mojado con casi todas las etapas que suponen la construcción de un libro: escribimos, corregimos, diseñamos, y así. Ahora tenemos un montón de cajas, hasta el alma de libros, que esperamos compartir con ustedes (por ahora solo en Colombia). Un punto aparte entre todo esto es que también nos salió un eBook que quedó súper chévere y que ya se encuentra disponible en Amazon. Ya les iré contando cómo avanza este proceso. 

Si ya llegaron hasta aquí, dejen su marca en los comentarios.

domingo, 21 de junio de 2020

El alma salvaje de nuestra sociedad

La memoria es siempre un territorio oscuro, neblinoso. Proyectamos en ella lo que fuimos o lo que creemos que fuimos. Es, al final, una idea eterna del regreso. Así que solo volvemos a ella con mesura disimulada, como buscando no despertar terribles dolores, olores, múltiples formas del miedo, porque solo mantenemos en la superficie lo que suponemos fue nuestra infancia feliz, nuestros buenos tiempos. En estos días, por motivos del lanzamiento de mi libro de cuentos (porque sí, por fin sale mi libro de cuentos titulado ¿Dónde están los salvajes?), conversé con mi amigo y editor de Terrear Ediciones, William Jiménez, sobre el proceso creativo, las primeras lecturas y la actualidad del sector. Así que volví a visitar momentos empolvados en mi cabeza a los que casi siempre prefiero pasarles por un costado. Así inició la conversación:
William Jiménez: Miguel, en primer lugar ¿podrías contarnos cómo fue ese primer encuentro con la literatura, describirnos cómo fue esa “epifanía estética”?

Miguel Barrios Payares: Quien diga que la infancia es una época feliz, necesita que le cuente unas cuantas cosas. Nací en un pueblo pequeño que estuvo a merced de la violencia por muchos años, así que en lo único en que podía concentrarme sin que mi mamá se descorazonara era ver televisión y leer los pocos libros que había en la casa y en la biblioteca municipal. Aunque la verdad me gustaba mucho más ver televisión. Sin embargo, la experiencia de estar entre los libros era diferente e íntima. De alguna forma sentía, o creía, que al leer esos libros viejos yo tenía acceso a cosas que nadie más conocía. Era como una suerte de cofradía muy personal. Así hasta que me encontré con una bella edición ilustrada de Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne. Allí hubo un deslumbramiento. No había visto en televisión ni leído en ninguna parte de alguien tan inteligente como el Capitán Nemo, ni de nadie más osado e impetuoso que Ned Land.
Denle un clic aquí para leer la entrevista completa publicada en Panorama Cultural.

Gracias por pasar, y si te parece bien, no te vayas sin dejar un comentario reportando tu visita. Eso siempre me alegra el día. 

viernes, 29 de mayo de 2020

Hombres en las estrellas vestidos para fiesta


A los dos tipos de esta imagen se les ve caminando uno detrás del otro en un corredor límpido que casi pareciera un decorado de un costoso set hollywodense, y ellos, vestidos con hermosos trajes futuristas, como salidos de una secuela de 2001 Odisea del espacio o de Interstellar. Ciencia ficción pura y dura. Sin embargo, son los astronautas Bob Behnken y Doug Hurley a punto de embarcarse en la Crew Dragon, a uno se le ve sonriendo y el otro tiene la mirada puesta en el horizonte en esta fotografía promocional del que se espera sea el primer viaje de una empresa privada en poner hombres en órbita. El despegue estaba programado para el día miércoles pero el mal clima hizo que se pospusiera para mañana sábado y tiene como destino la Estación Espacial Internacional en una misión de unos tres meses, aunque la misión de estos dos es lo que menos parece importarle a todo el mundo, o al menos a mí. El quid del asunto es que el espacio entre ciencia ficción y realidad se acorta cada vez más, y con ello nuestra forma de verla. Que estos trajes intravehiculares parezcan tan futuristas y que sin embargo sean parte de nuestro presente, nos lleva a una cuestión que para la literatura de ciencia ficción es fundamental. La ciencia ficción, concentrada inicialmente en los entresijos de la modificación de nuestras vidas por medio de la tecnología, ahora está volcada por completo a otros aspectos más mundanos y adopta preocupaciones sociales que fueron exploradas ampliamente por la novela negra (corran a ver The Expanse) y en donde ya no importa el decorado, pues Elon Musk se ha encargado de dárnoslo, sino la esencia de lo humano. Pues ahora, mientras más rápido se toca el cielo, más interesan los problemas de la tierra, la sal de la tierra. Y nosotros, simples mortales, vemos complacidos cómo los hombres alcanzan las estrellas vestidos a la moda.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Cuando la ficción nos alcanza: decisiones gubernamentales y La criba de Isaac Asimov

Las calles permanecen solitarias y silenciosas, aunque a veces se cuela el sonido de algún vallenato por la ventana. Apenas el fin de semana pasado se decretó una cuarentena nacional y todo el mundo se pregunta por qué solo hasta ahora se tomó esa decisión, si ya desde hacía un buen tiempo algunas voces alertaban de la urgencia de una medida como esta. Tal vez, solo tal vez, la razón tenga un poco que ver con que han entendido que un virus puede tocar a la puerta de quien sea, sin importar si se es presidente o no.

El curioso caso empezó así: hace unos pocos días se supo que un alcalde, que estuvo en contacto con el presidente, dio positivo por coronavirus. Al instante aparecieron sendas fotos del par en cuestión dándose abrazos y hablándose como amigos cercanos. De inmediato se prendieron las alarmas. El secretismo era absoluto pero algunos sabían que el asunto olía muy mal. De lejos se podía entrever el ambiente y las conversaciones en el palacio presidencial: algunos hablando de costado y cubriéndose los labios con las manos, uno que otro ministro sacándole el cuerpo al presidente, el presidente llorando solo en el baño durante largo rato. Todos con caras de circunstancias. Entonces sí, medidas gubernamentales que dividen al país. Pues aquí la cuestión no es solo mantenerse aislado, sino sobrevivir ese aislamiento. Nadie puede mantenerse en casa y a salvo si no tiene con qué comer. Y esto no es nada que no se nos haya contado en múltiples ficciones, así que estábamos avisados. En el cuento La criba de Isaac Asimov, publicado en el 1976 e incluido en el conjunto de cuentos El hombre bicentenario, se nos muestra un año 2005 con crisis de superpoblación, casi vencido por la hambruna y donde la lucha por la supervivencia de la humanidad la deciden los gobiernos, como ahora. Y solo dos bandos: los que pueden permitirse comer bien y los que están a punto de arrebatarte la comida de las manos, también como ahora. 


En La criba, Aaron Rodman es un científico que ha descubierto una lipoproteína capaz de abrir o cerrar membranas celulares según la composición bioquímica de cada individuo. Esto es, como lo hace saber el narrador, la mayor bendición para la salud humana desde que Pasteur elaboró la teoría de los gérmenes. Ante tamaño descubrimiento, el Gobierno primero le pide que no siga divulgando lo que sabe, luego lo toma prisionero y al final, le presiona para que utilice su descubrimiento como 'triaje' (palabreja que hemos comenzado a escuchar con mucha frecuencia en las noticias) entre los hambrientos del mundo. Y ahí el dilema: ¿matar (dejar morir) miles para salvar millones? También en Watchmen de Alan Moore se presenta una variante del dilema del tranvía: Ozymandias, por cuenta propia, decide sacrificar a millones de neoyorquinos con el fin de unir a las naciones y evitar una aniquilación vía guerra nuclear. En La criba, Rodman se niega a la solicitud de sus captores, pues entiende que su descubrimiento debería servir para entender el funcionamiento de la vida y no como un veneno, pero al mismo tiempo es amenazado por el presidente de la Organización Mundial de la Alimentación con quitar los bonos que garantizan la supervivencia de su familia. Igual, la vida de unos por la de otros.

En este cuento, como en la mayoría de los escritos por Asimov, hay vuelta de tuerca. Léanlo y comprobarán el tremendo final. Las distopías, por oscuras que parezcan, siempre brindan una luz de esperanza, a veces pequeña, a veces casi invisible, pero siempre presente. De momento nuestro futuro parece bastante oscuro, pero también aguardamos, como lectores voraces, la vuelta de tuerca, esa luz al final del túnel.


***
Quisiera escribir sobre otras cosas pero este tema ha ocupado mis pensamientos casi por completo. 

lunes, 9 de marzo de 2020

Cuando la ficción nos alcanza: coronavirus y Ensayo sobre la ceguera

Julianne Moore
Este fin de semana el Ministerio de Salud confirmó, desde su perfil de Twitter, el primer caso de covid-19 en el país. En el comunicado se lee que "El país se prepara desde hace más de ocho semanas para enfrentar la llegada del nuevo coronavirus COVID-19". Hasta ahí todo muy bien. La viva imagen de un gobierno preocupado por el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, al echar la mirada a esas semanas a las que se refiere el comunicado, un viento helado me recorre la espalda. La cosa fue más o menos así. Primero, cuando el resto de los países procuraban sacar a los suyos de Wuhan, aquí la Cancillería contemplaba la posibilidad de rifar siete cupos entre catorce colombianos. Al final rectificaron pero ya el asunto no olía bien. Luego, se armó un innecesario show con avión de la Fuerza Aérea y todo, pero el famoso avión se quedó varado por varios días en Seúl. Lo más insólito fue que se eligió un centro deportivo para la cuarentena de los pasajeros y la tripulación al regresar al país. En Ensayo sobre la ceguera de José Saramago sucede algo más o menos similar. En la ficción, un gobierno aturdido ante una epidemia de ceguera que ataca sin previo aviso, decide recluir a los enfermos en un manicomio abandonado y no, como se esperaría, en un centro hospitalario donde se garantizarían estándares mínimos de salubridad. Los enfermos son llevados a fuerza de cañón y dejados allí a la buena de dios. Con el pasar de los días, llegan más enfermos y el lugar se convierte en un pequeño infierno. Aquí la situación no es ni de lejos tan dantesca, pero sí causa curiosidad que se escoja un lugar que a las claras no es apto para contener un virus que parece esparcirse con mucha facilidad. Y causa, ahora sí, un poco de miedo, que a la primera se desate el caos a causa de una tubería rota. Ahora que ya está confirmado el primer caso de covid-19 ¿qué seguirá?, ¿si hay muchos contagiados, dónde serán recluidos?, ¿serán llevados a ese mismo centro deportivo?, ¿serán dejados a su suerte por un sistema de salud colapsado desde el principio? En la ficción del portugués la epidemia de ceguera desaparece por sí sola luego de sacar a flote lo peor de la humanidad y de dejar devastada la ciudad. Aquí, al menos por ahora, el panorama es más que incierto. Ya el asunto no parece macondiano como suele suceder en este país, sino de ciencia ficción y distopías.
___
Imagen: Blindness, 2008. IMDb