viernes, 6 de octubre de 2017

The Cure para no morir en las mañanas

Hoy el Guatapurí amaneció tranquilo. Se nota verde por el reflejo de los árboles de los costados y la luz de la mañana le hace brillar como si allí habitara un hada mágica. Estoy tomando un descanso o contestando una llamada y lo veo desde mi lugar en el mundo. Allá, de aquel lado del mundo, en las orillas del río, los vendedores organizan sus chazas y las mujeres, van en bañadores o en pequeños pantalones de jean acompañadas siempre por chicos sin camisas que llevan latas de cerveza en las manos. Es temprano en la mañana, y aunque de aquel lado del mundo suena la música con sus pitos y sus alaridos, en mi cabeza siguen danzando esas voces tristes que dicen lo de Remembering you standing quiet in the rain pero aquí el sol calienta como loco, nena. Veo a mujeres de bellos traseros que siguen caminando por el borde del río, riendo, algunas entran al agua y beben cerveza, otras simplemente se acomodan sobre las piedras y dejan pasar el rato. Debe ser viernes, que es, creo, el día menos triste de todos y siento que algo estoy haciendo mal pues debería estar allí con el agua fría hasta la cintura y varias cervezas en la cabeza pero por el contrario, en mi cubículo me espera una hoja de cálculo para que le exprima verdades y el río se ve distante desde aquí. Sigo la estela invisible que mandan mis auriculares desde el escritorio e imagino los golpes en la batería y una voz que me dice algo de ti, quizá un Whenever I'm alone with you/ You make me feel like I am fun again. Ese algo que me da alivio, esa canción de amor, ese algo que me cura de estas mañanas. Ahora estoy sentado frente a la pantalla y veo barras, datos y más datos y por entre las celdas de la hoja de cálculo veo como caen en cascadas, el agua y los sueños y veo claro a las muchachas con la piel tostada por el sol y el viento. Hay algo en esa música, nena, en la telaraña de los recuerdos, que me hacen pensar en el agua, el río, las cervezas y el aroma de tu casa y todo a oscuras y en silencio.

7 comentarios:

  1. Hola Miguel, llego a tu casa siguiendo el rastro de tus letras, aquí me quedo, intensa entrada..aunque soy más de The Clash....
    Para gustos...
    Gracias, buen día, besos de agua..

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    1. Gracias por pasar por esta casa. Y sí, para gustos... Aunque también tengo mis días para The Clash. Abrazos.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Volvió el poeta Miguel tras las huellas de las letras. Bien por el retorno, nene...

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  4. The Cure sirve para no morir en las mañanas y hasta para morir de ausencia en las noches.
    Muy intenso emocionalmente el texto, Miguel, y su asociación de ideas. Me ha gustado mucho este registro con su indudable tono poético.

    Nos vemos...

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    1. Morgana, gracias por pasar y por dejar tu comentario. Sí, a mí The Cure me ha servido para aguantar el peso de algunos días (y noches).
      Nos seguimos leyendo.

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